hubo vida mientras hubo
hormigas, peoncillas sin eje
recorriendo la flor, las hojas,
el tallo de los cardos
venían
de lo añil y lo dulce,
de lo reposado sobre la corola,
antes jugosa y verde, la corona
de espinas
A propósito del poema “hubo vida mientras hubo”(p.75) perteneciente a Y todos estábamos vivos de Olvido García Valdés.
En apenas 40 palabras se nos presenta una vida, una sucesión de momentos. Desde aquellos que nos brindan la libertad plena hasta los más dolorosos y ácidos…
Con “las peoncillas sin eje”, nos acerca al transcurso feliz de un sucesos o de una etapa, un transcurso repleto de alegría que no se ciñe a patrones.
Pero todo esto desaparece con el “venían”, el amargo “venían” que marca el paso de todo aquello dulce y agradable, aquello que se queda atrás para dar lugar al dolor.
Y así sucede “la corona de espinas” entreabre las puertas de un final precedido por un camino de angustia , el cual ante la inexistencia de un punto que cierre la composición abre reflexiones sobre la continuidad de la vida en el infinito o quizá en el vacío…, y es que quizá FIN sea un término extremadamente subjetivo.
Esther Tárrega, 2ºbachiller-A
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