Buenos días a todos/as:
En nombre del Departamento de Lengua y Literatura castellana, es una ocasión única y privilegiada poder recibir con una calurosa bienvenida a un excelente poeta , ensayista, crítico y traductor nacido en Gijón, Jordi Doce, a quien valoramos inmensamente su presencia.
También queremos agradecer a la Dirección General del Libro, que nos haya brindado una vez más estos Encuentros Literarios, que tanto disfrutamos con autores de la talla del que hoy nos visita. Al Ampa, al personal docente y no docente, al equipo directivo, que tanto aportan para llevar a cabo este acto. Así como a la labor discreta y generosa de nuestra querida Jacinta Negueruela, que siempre es el alma de estos exquisitos momentos de poesía.
Jordi Doce es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Oviedo y Doctorado en Letras por la universidad inglesa de Sheffield. Ha sido profesor de lengua y literatura española en la Universidad de Oxford. Ha traducido a importantes poetas como William Blake, T.S. Eliot, Anne Carson y Paul Auster entre otros. En poesía cabe mencionar la antología, Nada se pierde y en prosa ha publicado los libros de notas y aforismos Hormigas blancas(2005) y Perros en la playa (2011).Actualmente vive en Madrid, donde alterna su labor literaria, con la coordinación de los ciclos de poesía en el Círculo de Bellas Artes, con la de editor y con la de profesor de talleres de escritura creativa. Ha recibido numerosos premios desde 1994, entre ellos el IV Premio de Ensayo Casa de América , por los ensayos Imán y desafío(2005) y el Premio Nacional de Poesía Meléndez Valdés, por el libro No estábamos allí en el 2016, del que todos hemos tenido la oportunidad de disfrutar.
El mismo título del libro, ya no nos deja indiferentes "No estábamos allí" es como una letanía que resuena a lo largo del poemario y que va cobrando fuerza a medida que avanzamos en la reflexión de esas palabras tan inquietantes. Desde el primer momento, consigue ese efecto de enigma, de misterio. Esta sensación visualmente nos atrapa en la portada realizada por el pintor asturiano Melquíades Álvarez, en la que se acentúa una constante: la circularidad, un puente que se refleja en esas aguas que nos han traído a esta orilla, desde la que observamos expectantes. Como Jordi Doce dirá"ver es creer, pero también esperar" y así misteriosamente un ojo interior se nos presenta como guía de nuestro viaje al fondo de este poemario.
En este sentido, aprendemos a deambular por sus páginas como un flâneur, el tipo literario del siglo XIX de Baudelaire, que vaga abierto a todas las impresiones que le salen al paso. Recupera el tópico del homo viator. Un transeúnte dispuesto a encontrar lo que de extraordinario hay en todo paseo. Nos dibuja paisajes, ciudades con pinceladas abstractas e impresionistas.
Siguiendo a Paul Valéry, no le interesa que extraigamos respuestas esclarecedoras, definitivas o individuales, serán sensaciones de luz, preguntas , apuntes , reflexiones o como usted mismo dirá "pequeñas señales en el mapa de la conciencia". Claro ejemplo será la tercera parte del libro en los monósticos.
Además, ejercitamos esa "capacidad negativa" de la que hablaba J. Keats, lo que paradójicamente no deja de regalarnos algo de tregua en nuestras ansias vitales. Así desarrollamos una habilidad de contemplar el mundo sin desear reconciliar los contrarios o intentar encerrarlos en un sistema racional y cerrado. Nos da cierto ejercicio catártico comprobar que los personajes que nadan en sus hojas, conviven serenamente con la incertidumbre de sus existencias.
Algo escaso en esta modernidad se convierte en la brújula, es la humildad, un proceso de reconocimiento de nuestros límites, asimilar que hay energías que nos exceden "el mundo está ahí a pesar de nosotros" y así lo será. Es hora que vayamos con los ojos abiertos a la orilla del mundo. Y no ocultándonos en excusas, en justificaciones . Habrá que explorar incluso nuestras heridas, porque allí también puede haber una fuente de superación, de sorpresa inesperada.
Nos acerca de nuevo a la tierra, a la naturaleza a través de esa piedra, que aparentemente insensible es capaz de enseñarnos a observar. El autor por medio de Descartes, acepta la incógnita de no llegar a comprender y lanza una plegaria "río del corazón, deja mi cuerpo y enhébrate a la vida".
En la segunda parte, nos sumergimos en un paisaje más gótico, oscuro en el que la idea de huésped, de visitante fantasmal que nos acecha, acrecienta el enigma pero como contrapunto se abre nuevamente un armisticio. Y sigue insitiendo en Vita beata, al modo de Jaime Gil de Biedma y no tanto de Quevedo, en avanzar en un carril transigente, sin exigencias, en "días sin culpa".
¿Y entonces?....Volvemos al inicio, "No estábamos allí cuando ocurrió", pero sí hemos descubierto que AQUÍ nos queremos detener un momento para observar qué sucede, y nos dejemos llevar por sus palabras, que seguro que al final nos harán caminar con una mirada más atenta hacia algo primitivamente generador de vida: la curiosidad, el asombro y desde hoy con nuestra más sincera admiración.
Muchas gracias.
y la despedida que realizó nuestra compañera María Pareja:
Gracias por tus palabras. Yo me quedaría con una definición sobre literatura que encontré en tu blog «perros en la playa: La escritura debe ser un aprendizaje moral e intelectual, una forma de hacer hacer mejor (más intensa y plena) la vida.
Y creo que ahí radica la gracia de la literatura, de la poesía. Caminamos por este mundo sin saber si tenemos las respuestas correctas. De hecho, mis alumnos suelen empezar sus comentarios con la frase “no sé si está bien”. Y claro que no, yo tampoco lo sé, pero la literatura, la escritura, sin duda nos ayuda a conocernos mejor, a explorar respuestas que serán válidas para nosotros e inválidas para otros. La literatura, tu poesía, crea belleza y a través de ella, exploramos sentimientos, tocamos emociones y viajamos a un mundo interior el tuyo y el nuestro.
De eso se trata, y desde el Departamento de Lengua castellana y Literatura esperamos y deseamos que este acercamiento a la voz poética y humana de Jordi Doce, os haya abierto una vía hacia la reflexión y la madurez.
Queremos agradecer desde esta comunidad educativa a Jordi Doce su visita, su amabilidad y sus cálidas palabras. Finalizaremos el acto con la firma de libros por parte del autor. Un fuerte aplauso.
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